¿Qué es la luminoterapia?
Varias investigaciones han dejado patente que la exposición a la luz blanca es beneficiosa tanto para la salud física como para la mental y es considerado como el sincronizador más potente de los ritmos biológicos. Las personas pueden beneficiarse de las bondades de luz natural, pero también pueden hacer uso de la luminoterapia. Uno u otro, además de proporcionarnos energía, alegría y vitalidad, nos ayuda a regular las disfunciones del ritmo casrcadiano e interviene en la producción de hormonas importantes controladas por el hipotálamo, que tan necesarias son para nuestro bienestar.
La luminoterapia o fototerapia, es un método terapéutico que hace uso de la exposición a una luz blanca y que es empleado para tratar algunos trastornos relacionados con el estado de ánimo, como el TAE (Trastorno Afectivo Estacional), es efectivo para la sanción de afecciones de la piel, y combate aquellas secuelas producidas por los cambios horarios derivados de largos viajes, jet lag.
Un poco de historia
Antiguos escritos nos han desvelado que los egipcios, los griegos y los árabes ya eran conocedores del valor terapéutico que ofrece la luz natural. Los médicos de la antigua Grecia clásica sometían a los enfermos a exposiciones moderadas de luz solar para que estos obtuviesen todos los beneficios de este tesoro natural.
A mediados del siglo XVIII, los médicos franceses, comprobaron las grandezas que el sol generaba sobre la piel de los enfermos, y, a partir de entonces, algunos médicos se dedicaron a enaltecer las bondades de la luz solar potenciando estancias, solárium, en los balnearios.
Antiguamente, el trío: luz solar, aire libre y ejercicio eran considerados como la panacea universal. En 1903 un médico Danés, Niels Finsen, fue galardonado con el premio nobel de la medicina por su trabajo sobre los resultados de la luz ultravioleta en la tuberculosis. Durante el siglo XX, la terapia lumínica y su disciplina primo-hermana, la cromoterapia, continuaron con su desarrollo.
¿Cómo actúa la luz?
Luminoterapia fundamentalmente se trata de la exposición a una luz blanca, llamado espectro total, que es el que contiene todos los colores del espectro combinados entre sí. La terapia lumínica se diferencia de la cromoterapia en el sentido en que la primera emplea la luz blanca al completo y la segunda emplea únicamente ciertos colores, es decir, ciertas longitudes de onda.
La luz natural ejerce efecto sobre el cuerpo mediante la glándula pineal, órgano muy importante en la regulación del equilibrio hormonal situado en el encéfalo. Algunos lo han denominado “el tercer ojo”, pero para el filósofo francés Rene Descartes, se trataba de la sede del alma.
Durante la sesión de luminoterapia, la luz es captada por la retina y ésta la transforma en impulsos nerviosos que viajan hasta el núcleo supraquiasmático donde se encuentra nuestro reloj interno. Desde aquí, se transmite la señal a la glándula pineal encargado de modular la liberación de hormonas como la melatonina, y finalmente conseguimos la armonía y equilibrio de los ritmos biológicos de la temperatura, el ciclo sueño-vigilia.
Como la luz es captada por la retina, es necesario quitarte las gafas o lentes de contacto antes de comenzar con el tratamiento, ya que interfieren en la trayectoria que sigue la luz hacia el ojo. Siéntete cómodo y prepárate a absorber los beneficios lumínicos.
Tan beneficioso es la luz natural como la luz proyectada por una lámpara fluorescente
Cuya luz es similar a la luz blanca necesaria para la regulación, y además, está exentas de rayos ultravioletas, por lo que no hay posibilidad de sufrir quemaduras ni daños en la piel.
Para que resulte efectivo y se consiga “poner en hora” el reloj biológico, un tratamiento completo de terapia lumínica consta de una sesión semanal de como mínimo 30 minutos de exposición a la luz blanca durante dos semanas. Los efectos se intensifican si la exposición se realiza al día a la misma hora. Una vez finalizada la sesión, el reloj interno quedará sincronizado y sus funciones orgánicas circadianas seguirán su curso natural.
Como curiosidad, saber que la luz se mide en unidades llamadas lux, que para obtener un efecto beneficioso en el cuerpo son necesarios unos 2500 lux. La media de luz diurna es de unos 5000 lux y por lo general, en las oficinas, el niveles de luz es inferior a 1000 lux.
Beneficios obtenidos con la terapia
Entre los beneficios más destacados que ofrece el poder de la luz en aquellas personas expuestas a la terapia de luminosidad, nos encontramos los siguientes:
- Sirve como tratamiento para la cura de la misteriosa afección conocida como Trastorno Afectiva Estacional (TAE), o por ejemplo, para tratar la depresión post-parto, llegando a disminuir la gravedad del cuadro depresivo. Aporta alegría, vitalidad y es una gran fuente energética.
- Aumenta la velocidad de síntesis de vitamina D, esencial para la absorción de ciertos minerales como el calcio, el magnesio y el fosforo. Todos ellos muy importantes para el tejido óseo, por lo que aparentemente podría ayudar en afecciones como la artritis y la osteoporosis y, necesario para evitar el raquitismo.
- Lucha contra los microbios, investigaciones confirman que la exposición a la luz natural también puede colaborar en la destrucción de bacterias, siendo una gran aliada para combatir afecciones de la piel como el tan odiado acné o la psoriasis.
- Es perfecto para tratamientos del trastorno del sueño: jet lag, avance de fase, retraso de fase, gente que trabaja a turnos. En estos casos, disminuye los despertares nocturnos, por lo que aumenta la estabilidad del sueño, proporciona un sueño más profundo y reparador, con lo que ganamos en calidad y disminuye la somnolencia diurna; y aumenta la eficacia del sueño, reduciendo esos momentos de “vuelta para aquí y vuelta para allá, no puedo dormir”.
- Efectos positivos en enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson, etc..), mejorando las funciones motoras y paliando las alteraciones emocionales. Además, existen estudios que demuestran que mejoran las capacidades cognitivas de estos pacientes, disminuyen los cuadros alucinatorios y disminuyen las agitaciones nocturnas.
En resumen, el uso moderado de la luz natural o luz blanca artificial, permite que la glándula pineal modere la segregación de melatonina, lo que lleva al cuerpo y al cerebro a la actividad. De la misma forma, la falta de luz te lleva al modo reposo, por eso aquellas personas que tengan la producción de melatonina alterada, se sentarán cansados, deprimidos y demás síntomas comentados anteriormente.
La luz tiene efecto inmediato en el sistema nervioso, ayuda a sentirse más relajado y a tener regulado el reloj biológico
El cual de forma directa interviene en la vitalidad y estado de ánimo, en la regularización y calidad del sueño, y colabora positivamente en las enfermedades neurodegenerativas.
¿Nos damos un baño de luz?
Para ver la entrada completa haz click aquí: Luminoterapia: benefíciate de la luz blanca - De nuestro blog triskelate.com
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